CONSEJOS PARA VIVIR LA TECNOLOGÍA EN LA FAMILIA

(Tiempo estimado: 4 - 7 minutos)

La tecnología nunca ha sido mi mejor amiga. Es obvio que me he aprovechado de ella, ya que utilizo muchos aparatos que agilizan algunos de mis procesos de vida normales, pero no soy una persona que vive pendiente del celular. Esto ha funcionado así por más de 35 años de mi vida. Sin embargo, desde que mi hija tiene consciencia de los teléfonos celulares, me he dado cuenta de que ya no puedo evitar la tecnología o funcionar como si no tuviera un papel mayor en mi vida. Definitivamente, necesitamos pensar seriamente en cómo poner límites en nuestras familias con respecto al uso del celular y no permitir que cosas tan pequeñas como un sonido de notificación arruine la intimidad familiar que tanto cuesta encontrar.

Yo quisiera pensar que un seguidor de Jesucristo tiene un camino avanzado en lo que tiene que ver con el establecimiento de límites. Una buena parte de las cartas de Pablo nos enseñan a negarnos a nosotros mismos y también nos enseñan que la vida verdadera no se encuentra en la satisfacción de nuestros apetitos. Por lo tanto, un discípulo no se sigue así mismo sino a su maestro; esto nos capacita para entender que no todo lo que un celular tiene para ofrecernos es bueno o, mejor dicho, que un celular no siempre nos ayuda. Todo lo bueno y perfecto proviene del Padre, pero si nosotros no vamos adelante de esas cosas que están presentes en nuestra vida y les otorgamos su lugar, esas bendiciones se convertirán en maldiciones que terminarán sofocando nuestra libertad.

Créame, no lo dude ni por un segundo, usted y su familia necesitan aprender a utilizar el celular, a darle pausas por el bien de todos.

Cuando hablamos de ponerle límites al uso del celular, uno de los temas principales, y cuidado no el más importante, es el tiempo. El celular, y en general la tecnología, se mantienen activas todo el tiempo, solo necesitamos mantener la batería cargada, asunto del que muchos vivimos pendientes, pero una buena recomendación es apagar el celular. Piense bien cuándo podría apagar el celular y el tiempo en que eso le traería mayores beneficios de tranquilidad.

Dios, nuestro creador y sustentador, nos modeló un ritmo de vida. De hecho, Él lo diseñó así: se es activo durante el día y se duerme en la noche. Los seres humanos no fuimos diseñados para funcionar 24/7 y por esa misma razón debemos mantener un tiempo en el que somos productivos y un tiempo de descanso. Quiero preguntarle seriamente si usted descansa del celular, y si hay algún momento del día en el que usted y sus hijos lo apagan de forma definitiva.

Un consejo es apagar el celular. Fijemos una hora o un momento durante el día donde apagamos nuestro celular. Esto puede darse durante la jornada laboral y definitivamente cuando se está en el hogar. Este será un tiempo de paz, de no tener interrupciones y de dedicarse 100% a usted, a los suyos y, por supuesto, a Dios. El libro que recomiendo para meditar en este tema se llama: The tech wise family de Andy Crouch. Para este libro se hizo una investigación donde reveló que un 80% de los padres duermen con su celular a un lado de la cama y sus hijos también, por lo que Crouch recomienda ponerlos a dormir antes que a nosotros mismos. De hecho, la mejor decisión sería no dormir con el celular al lado, ya que al despertar será lo primero que querrá ver. ¿No será mejor ponerlo en un lugar alejado que le permita despertar y tener un momento de oración en vez de involucrarlo en el mundo tecnológico apenas despierta? ¿Dónde duerme su celular?

Cuando me remonto a mi niñez, se me vienen a la mente partidos de fútbol en potreros, nadar en los ríos, cortar caña dulce para chuparla e irme caminando a la pulpería. ¡Les dije que he vivido como si fuera mayor! El punto es que mis ojos no estaban conectados a una pantalla todo el día, muchas de las fortalezas que tengo en mi carácter son producto de esas interacciones y si yo no saco a mi hija al aire libre o la ayudo a experimentar algo diferente a una computadora nadie lo va hacer. ¡Ojo! Los niños hacen lo que ven hacer a sus padres. Si la vida de un padre gira alrededor de una pantalla, ¿cómo pensamos que nuestros hijos pueden ser diferentes? Los padres necesitamos “desconectarnos” y así, con autoridad, “desconectar” a nuestros hijos. Hoy más que nunca son necesarios los límites de las horas de uso de la tecnología y yo sugiero que toda esa tecnología duerma afuera de sus cuartos hasta que no haya de otra. Tendremos que pensar en paseos, en deportes, en recreación, inclusive en ir al mall pero alejarnos de las pantallas que adormecen. En este punto, acabo de pensar en mi querido fútbol, muchas veces esa pantalla toma más tiempo de lo necesario. Sería mejor estar leyendo y aprendiendo de mi Dios. ¡Cuidado, series de Netflix, que esto va para ustedes!

Un consejo es aprovechar el tiempo en el carro. A veces, quisiéramos tener carros más grandes pero el carro que tenemos hoy nos permite estar más cerca los unos de los otros que en ninguna otra situación. Es por esto que el tiempo en el carro debería ser aprovechado como un buen tiempo para hablar. Yo me imagino que todos hemos jugado algún juego en el carro acerca de los carros que están afuera o de las experiencias que hemos tenido en el día. Aquí, los padres podemos tomar la iniciativa e inventar algo que nos una. Es una costumbre peligrosa que la mamá o el papá manejen mientras los demás están en su celular o audífonos. Debemos hacerlo interesante y divertido para lograr una conexión en estos momentos, y que la música sea nuestra aliada.

Un consejo es delimitar el uso de la tecnología. Hay varios códigos que podrían ser beneficiosos con nuestros hijos, en lo que se refiere al uso del celular. Primero, es necesario esclarecer que si uno compra el celular uno pone las reglas. No debería existir ningún temor en dejar claro a nuestros hijos que, como padres, necesitamos saber qué han estado viendo en su celular y computadora. Para eso se necesitan chequeos y filtros de internet. Otra acción razonable es fomentar el uso del celular en compañía, no encerrados en el cuarto. Algo que he aprendido de mi hija de 3 años es que ella entiende muchísimo de lo que yo le transmito, no debo menospreciarla. En el caso de la tecnología necesitamos ser abiertos, profundos y sinceros sobre el porqué hay que poner límites, así como hablar acerca de las bendiciones que eso trae. Nunca podemos decirle “no” a nuestros hijos sin haber explicado por qué. De esto, podemos rescatar que los hijos confían en los padres que les han dado confianza y que han permanecido veraces con sus posturas.

Una última idea acerca de la tecnología es modelarle a nuestros hijos dónde está nuestro tesoro y nuestro deleite, que realmente está en el Señor. Hay multitud cosas mejores y mucho más gratificantes que estar detrás de una pantalla. Necesitamos proclamar eso, pero hay alguien que tiene palabras de vida eterna y un comfort que puede derretir nuestros corazones dejando en su exacto lugar a lo que el hombre a inventado. Cristo es la respuesta a la tecnología sana.

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