CRÓNICA DE PRIMEROS CAPÍTULOS ON PASTORING, H.B. CHARLES

(Tiempo estimado: 4 - 7 minutos)

Primeras impresiones: On Pastoring, H.B. Charles

Libro recomendado: On Pastoring de H.B. Charles.

En lo que respecta a encontrar buenos libros, creo que he corrido con suerte. Puede ser porque me he mantenido fiel a buenos autores, pero este año he encontrado a un nuevo mentor. Se puede encontrar en Internet y en el mundo pastoral como H.B. Charles y es el pastor de Shiloh Metropolitan Baptist Church en Jacksonville, Florida.

He tenido el privilegio de escuchar en vivo a este pastor varias veces, pero no fue hasta hace 3 semanas que me encontré con su guía pastoral, y decir que he sido capturado por su letra sería poco. El fin de este artículo es dar una reseña de los primeros capítulos del libro. Estos tratan del corazón del hombre que sirve a Dios; con esto, mi objetivo es capturar su atención e instarlos a que consigan esta tremenda ayuda. El contenido de este libro no es solo para aquella persona que está tiempo completo en el ministerio, pues estoy seguro de que servirá de guía para todo líder y voluntario de la iglesia de Jesucristo.

¿Estás saludable?

Hace cientos de años, un gran predicador escocés estaba en su lecho de muerte a una edad muy joven a causa de una mala administración de su salud. El hombre, antes de morir, dijo: “Dios me dio un mensaje y un caballo, he matado al caballo”. No tiene ningún sentido querer gastar nuestras vidas para el Evangelio si no nos aseguramos de que vamos a estar fuertes para hacerlo. La pregunta es, ¿qué hábitos tenemos? Aquí, Charles hace una aclaración y establece claramente que él no tiene nada en contra del ejercicio, pero que la salud de una persona no está en su ejercicio sino que recae, de mayor manera, en el estado de su espíritu. Dios ha puesto un tesoro en vasijas de barro, pero nosotros como vasijas debemos mantenernos limpios y listos para guardar tan increíble tesoro.

El apóstol Pablo le dice a Timoteo: “Ejercítate para la piedad”, ya que esto tiene valor para la vida presente y para la futura. Está claro que tenemos que aprender a manejar nuestras agendas, que es nuestro deber tener espacio de esparcimiento, pero los pastores que escuchamos que tienen que dejar su ministerio no lo hacen por problemas de obesidad, sino por problemas sexuales y de integridad.

Un buen comienzo es desarrollar relaciones poderosas, tener intimidad con nuestras esposas y con buenos amigos quienes nos realicen preguntas difíciles que nos reten o nos afilen. H.B. Charles dice que “lo que esté sucediendo en tu congregación es importante pero lo que está sucediendo en tu vida, tu familia, en tu vida devocional delante de Dios es aún más importante”. La mayoría de hombres de Dios que caen en tentación nunca pensaron que eso les podía suceder.

Es prioritario cultivar nuestro corazón antes que el de cualquier persona.

  • ¿Estás teniendo un tiempo de calidad con Dios en adoración?
  • ¿Sos fiel a tu esposa en todo sentido?
  • ¿Tenés tiempo de calidad constante con tus hijos?
  • ¿Necesitás buscar reconciliación con alguien?
  • ¿Cómo están tus finanzas?

El hombre de Dios es piadoso

La palabra traducida como piadoso también puede ser presentada como virtuoso. El significado que el autor quiere transmitir es que aquel que sirve a Dios está llamado a ser embajador del Reino de los Cielos. Una frase maestra del capítulo 4 del libro es: “La gente que lideramos debería notar nuestra piedad y virtud antes que nuestros dones”. La pregunta que yo me quiero hacer todos los días se relaciona más con quién quiero ser, en vez de qué quiero hacer. Nuestra meta no está en ser grandes predicadores o buenos líderes de organizaciones, nuestro objetivo es imitar a Cristo y nada más.

Una de las ideas más importantes que persigue Charles en su libro es que los pastores deben de mostrarse humanos; somos pecadores y necesitados de la gracia de Dios como cualquier persona, pero estamos llamados a una barra más alta de vida y de conducta. ¿Somos la luz del mundo y la sal de la tierra? A esto responde que “para traer gloria al Padre en un mundo que nos mira necesitamos cargar con algo diferente”.

Si me preguntaran sobre una idea o un pensamiento que suscitó On Pastoring en mi alma, podría decir que es la transparencia que reclama “el púlpito” al leerlo. En mi iglesia, no utilizamos púlpito; si acaso hay un lugar donde poner los apuntes, pero el púlpito es el lugar que se tiene como anunciante o proclamador de la verdad y la persona que se para ahí debe de ser la misma que la que se sienta en su comedor todos los días. A.W. Tozer dice que nos debemos parar a predicar con el mismo Espíritu que conversamos sobre los ritmos de la vida, que no solo la predicación sea solemne, sino que toda nuestra vida debe serlo.

H.B. Charles menciona que “los pastores de verdad están más preocupados con su piedad que con sus dones y que con su reputación”. Como dijo el apóstol Pablo: “¡Huyan y persigan!”.

Dejar un legado

  • ¿Cómo queres ser recordado?
  • ¿Qué dirán tus hijos o tu familia de vos en tu funeral?

A veces, pareciera ridículo proyectarse al futuro para saber cómo queremos terminar nuestros días, pero la verdad es que no sabemos cuándo va a llegar ese momento. Inclusive, podría ser mañana, pero pensar en el final nos ayuda a determinar cómo vamos a caminar. La pasión de un hombre de Dios, aquello que lo consume, debe ser glorificar a Dios no solo en su ministerio sino también en su vida. Yo quiero recibir un buen saludo de mi Señor, quiero escuchar que me consideró fiel, pero el examen no solo se basará en lo que hicimos en la iglesia, sino también en la casa, en el gimnasio y en el barrio. Debemos de recordar que somos hombres de Dios 24/7.

La vida de fe se vive en comunidad con otros, ellos nos ayudan a crecer, nos muestran nuestros puntos ciegos, y mientras más cerca estén esas personas, mejores espejos serán de nuestro carácter. Por eso es tan importante el testimonio con nuestra familia, porque es el que refleja mejor cómo está nuestro corazón. El autor del libro dice que podemos escribir libros, aumentar los números en la congregación y hacer muchas cosas, pero nuestro verdadero legado siempre reposará en el impacto que tuvimos en nuestras familias. Sería espectacular que mi hija dijera cuando yo no esté: “Mi papá amaba a Dios y nos amaba a nosotros”. Busquemos el respeto de nuestra esposa, hijos, padres y amigos.

Hace unos días me comí una rica ensalada con un buen amigo, él tiene un puesto de gerencia en una buena compañía. Cuando le pregunté que qué tal le iba en su vida me dijo que bien pero que el reto siempre estaba en su familia. “No sacrifiques a tus hijos en el altar del ministerio”. Mi amigo dijo unas palabras que nunca se me van a olvidar: “De nada me sirve ser el mejor gerente si mi familia no va bien”. Esa es la lucha y ahí está la batalla de un hombre de Dios.

El apóstol Juan dijo que todas las cosas que hizo Jesús no caben en un libro, yo les digo algo más modesto, las cosas que transmitió H.B. Charles sí entraron en un libro y eso es lo que les recomiendo.

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