ME LO PROHÍBE EL GOBIERNO, PERO ME LO AUTORIZA DIOS

(Tiempo estimado: 3 - 6 minutos)

Me atrevo a manifestar que la actual pandemia nos ha obligado a considerar prácticamente desde cero nuestras vidas. De hecho, aquella persona que no haya aprovechado el año 2020 para poner sus “barbas en remojo”, creo que ha perdido el año, pues la reflexión y el aprendizaje han sido obligatorios. Muchos han valorado de nuevo a sus familias o las han puesto en el lugar que se merecen. Algunos se han planteado nuevos propósitos de vida y no han faltado aquellos que han tratado de reconstruir sus cimientos basándose en lo endebles que se han sentido por un “simple” virus.

Personalmente, creo que estos ocho meses me han unido muchísimo más a mi familia, he sido guiado por Dios para valorar a mi comunidad velando por ella y han sido reafirmados en mí los valores cristianos de la compasión y la generosidad.

Creo que jamás deberíamos preocuparnos por salir ilesos de esta crisis, no solo nosotros estamos en crisis, nuestra postura debería ser como la de los tres mosqueteros, “todos para uno y uno para todos.” Puesto en mejores palabras y en la boca del mejor hombre que jamás haya existido, se resume en “Ama al prójimo como a ti mismo.” Lo anterior nos lleva a ponernos en los zapatos de los demás y, con la ayuda de Dios, tener la compasión para sentir lo que otros sienten y desear lo que ellos desean.

¿Qué estaría en peligro si nos
dejaran cantar utilizando mascarillas?

Después de referirme a los mejores resultados que puede producir esta crisis en nuestras vidas, quisiera escribir unas ideas acerca de lo que he podido reflexionar acerca de la división que debe existir entre el Estado y la iglesia. Yo soy pastor, entonces, he vivido de manera muy cercana las decisiones de las autoridades del gobierno para que los grupos religiosos no nos reunamos o como en estos momentos que nos reunamos parcialmente. Yo creo que el gobierno debe hacer su trabajo y la iglesia el suyo. Es obvio que el gobierno establece los límites y las maneras en que la sociedad debe de desarrollarse, pero este ejercicio nunca debería truncar nuestra libertad de culto o de adoración.

Yo creo que las medidas impuestas por el gobierno para un centro comercial aplican perfectamente bien para un edificio donde se reúna la iglesia de Jesucristo, pero un caso debería ser visto con mucha más solemnidad que el otro. Entiendo que nos tengamos que medir la temperatura, el uso obligatorio de mascarillas y respetar el distanciamiento, sin embargo, creo que no se ha dado el interés real por apoyar a las comunidades de fe para ejecutar sus reuniones en vez de imponer reglas para disminuirlas.

El presidente y su gabinete han demostrado que no están familiarizados con lo que ocurre en una celebración de iglesia. Esto es fácil de notar, puesto que las restricciones van en dirección de evitar que las personas griten, escupan y más; como si esas cosas sucedieran cotidianamente.¿Qué estaría en peligro si nos dejaran cantar utilizando mascarillas? ¿Qué norma sanitaria sería violada si cada congregación tiene la libertad de reunirse según un porcentaje de las personas que caben en el inmueble manteniendo el distanciamiento entre burbujas? He llegado a entender que en nuestro país hay cada día menos respeto y, sobre todo, temor del nombre de Dios. Un gobierno sabio y, especialmente, maduro entendería que nada hay más esencial en una crisis que la presencia de Dios y la libertad para que las personas que creen en Él lo adoren en comunidad con sus hermanos.

En Mateo 22:21 se lee: “Entonces denle al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios.” No es necesario hacer un análisis exegético de este versículo, solo aclarar que Jesús está conversando con unos fariseos que le quieren tender una trampa, ya que los judíos eran oprimidos por los romanos y si Jesús mostraba simpatía por alguno de los dos grupos, romanos o judíos, sería señalado como parcial. Pero Jesús les responde que la persona que está a cargo de gobernar, en ese momento, era el César, tanto así que su rostro estaba grabado en las monedas, sin embargo, también señala la obediencia a Dios desde la religión. La enseñanza de Jesús es clara, todos debemos respetar a las autoridades de gobierno, como lo establece Pablo en Romanos 13, no obstante, la otra parte de nuestro ser interior, nuestra adoración, nuestras convicciones y fe le pertenecen a Dios.

Para mí no es fácil establecer quién tiene la razón entre el gobierno y las iglesias, ambos hacen bien en velar por sus intereses, pero a lo que sí no le encuentro sentido es que un equipo de gente altamente capacitada no acepte que solo la comunión con Dios nos puede sacar verdaderamente de esta crisis. La crisis es la pandemia, pero lo que se ha revelado en Costa Rica es que hay no una crisis, sino una condición deplorable de la fe. El presidente pide nuestras oraciones, pero mi pregunta es si él habrá sacado un espacio de su agenda para orar por nuestro país. ¿Se habrán efectuado reuniones con las autoridades cristianas de este país para pedirles su apoyo y empoderarlas para hacer lo que solo ellas pueden, ya que cuentan con el favor de Dios?

El presidente y su gabinete han demostrado
que no están familiarizados con lo que
ocurre en una celebración de iglesia.

“Al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios.” ¿Y qué es de Dios? ¡Todas las cosas! De hoy en adelante tenemos claro en nuestra “tiernitica” Costa Rica que si el gobierno efectivamente se entromete con nuestra fe, yo levanto la voz para no dejarlo. Hoy nos estamos reuniendo en comunidad en circunstancias bastantes extrañas por antojo del gobierno. Bueno, por lo menos nos estamos reuniendo. Sin embargo, el día de mañana si alguien quiere prohibirnos recibir la leche espiritual que tanto nos nutre, ese día tendremos que separar las cosas y decir: “a Dios lo que es de Dios.”

Propongo respetar al gobierno por un asunto de testimonio y de conciencia, pero, al mismo tiempo, dejo aquí por escrito mi motivación para que nadie pueda oponerse a que nosotros los creyentes cantemos, prediquemos, oremos y compartamos nuestra fe. Si alguien lo hiciera, será necesario levantarnos con fuerza. 

Pin It

Todos los Derechos Reservados © 2021 STT INTERNACIONAL

by design • Viña Escazú