BIOGRAFÍA MARTYN LLOYD - JONES

(Tiempo estimado: 4 - 7 minutos)

En la ciudad de Londres se encuentra la capilla de Westminster, un templo que ha acogido a los mejores y más prolíficos predicadores ingleses. De ellos, Martyn Lloyd-Jones es mi preferido. Jason Meyer, discípulo de John Piper y sucesor de Lloyd-Jones en la iglesia bautista de Bethlehem, escribió una biografía de Lloyd-Jones y expresó lo siguiente: “Si Sherlock Homes hubiera sido un pastor en lugar de un investigador privado se habría visto muy similar a Martyn Lloyd-Jones. Tanto el doctor Jones como Holmes tenían un don especial para diagnosticar los problemas. La predicación de Jones estaba llena de marcas médicas, sus mensajes empezaban tratando síntomas en la sociedad para luego diagnosticar la enfermedad raíz y terminar prescribiendo una cura por medio del Evangelio.” 

La vida de este hombre de Dios debe ser
celebrada y, sobre todo, imitada.

Martyn Lloyd-Jones es una figura para imitar en muchos ámbitos de la vida. Ciertamente, fue un gran pastor y teólogo en Gran Bretaña, pero uno de los hechos que más llama la atención del “doctor”, como le decían cariñosamente, es que estuvo dispuesto a dejar una carrera muy lucrativa como doctor en medicina en Londres para ser un pastor de almas en lugares bastante remotos en Gales. Su testimonio recuerda al apóstol Pablo, quien pasó de ser un Rabbi muy respetado a un hombre rechazado muchas veces en distintos pueblos, no solo por los gentiles, sino también por sus propios compatriotas. Todo hombre y mujer del Evangelio debe estar dispuesto a dejar a padre y a su madre, su carrera y su futuro o lo que sea necesario para seguir el llamado de nuestro rey, Jesús. Martyn Lloyd-Jones no fue la excepción, más bien, su vida sirve de ejemplo para muchos que son atraídos por el mundo y sus comodidades. 

Lloyd-Jones nació en el sur de Gales en 1899. Su padre se llamaba Henry y su madre, Margaret. Eran tres hermanos y Martyn era el del medio. Se sabe que el “doctor” era amante de los caballos y los veranos los pasaba junto con su abuelo, Evans. No se crea que Lloyd-Jones creció rico, pues desde muy pequeño su familia enfrentó embates económicos como el producido por el incendio de la tienda de su padre. 

Jones siempre fue un excelente estudiante y después de cursar la secundaria con notas sobresalientes, terminó su carrera de medicina con solo 23 años. Se le otorgaron becas para efectuar investigación y, varios años después, tuvo su despacho propio en una de las calles más frecuentadas por las elites de Londres. 

Si Sherlock Homes hubiera sido un pastor
en lugar de un investigador privado
se habría visto muy similar a
Martyn Lloyd-Jones.

En 1923, cuando Lloyd-Jones ascendía profesionalmente, empezó a escuchar la predicación del Dr. John Hutton de la capilla de Westminster que comenzó a retar su vida. El poder espiritual con que predicaba Hutton alertó el alma de Jones y le mostró el poder increíble de Dios para cambiar las almas. Jones mismo dice que nunca había experimentado este poder a pesar de haber asistido a la iglesia toda su vida. En este periodo de su vida, Lloyd-Jones empezó a notar la degradación de la sociedad en que vivía, las personas que atendía lo buscaban para curarse de varias enfermedades y luego, salían  a la calle para seguir pecando. 

Por más de un año, de 1925 a 1926, el “doctor” sintió grandes inquietudes sobre  su vida futura, se debatía si debía seguir en la medicina o dedicarse al pastorado. La historia cuenta que Lloyd-Jones perdió más de 25 libras en este proceso, pero para finales de 1926, aceptó su llamado a predicar tiempo completo. Los siguientes años fueron trascendentales porque en menos de dos años, Martyn se casó con Bethan Phillips, se mudó al sur de Gales y se posicionó como misionero entre los calvinistas metodistas de la zona. Lo que Dios hizo en esa región se dice que fue increíble, con la predicación de Lloyd-Jones, las personas se convertían, dejaban sus andanzas mundanas y se incorporaban a la iglesia.  Después de 11 años de ministerio, Lloyd-Jones sintió una gran fatiga, parecía que le costaba terminar sus sermones porque se quedaba sin voz y esto lo hizo renunciar de su iglesia. Fue en ese momento, cuando le llegó una carta de invitación del renombrado Dr. Campbell Morgan para compartir con él el púlpito de la capilla de Westminster por seis meses. 

El traslado de Lloyd-Jones a Westminster coincidió  justamente con el inicio  la Primera Guerra Mundial. Esto  provocó situaciones muy difíciles y, entre todos los problemas, la asistencia de feligreses disminuyó de 2000 a 150 los fines de semana. De hecho, la capilla fue bombardeada  en tres ocasiones  diferentes, pero, por la gracia de Dios, en cada ocasión los bomberos pudieron controlar  el incendio provocado por el estallido de las bombas.

Todo hombre y mujer del Evangelio debe estar
dispuesto a dejar a padre y a su madre, su
carrera y su futuro o lo que sea necesario
para seguir el llamado de nuestro rey, Jesús.

Martyn Lloyd-Jones se mantuvo protegiendo su fuerte y, a pesar de distintos retos, se dedicó a predicar la Palabra de Dios por más de 30 años en el mismo lugar con una presión social intensa. Eran tiempos en los que la doctrina bíblica estaba siendo atacada y muchos pastores eran presa del mundo. Jason Meyer en su biografía sobre Lloyd-Jones parafrasea las palabras del doctor de la siguiente manera: “El Evangelio de Jesucristo confronta y reta al mundo moderno con la verdad de que solo Él tiene las respuestas para todas las preguntas de los hombres y las soluciones a sus problemas. En un mundo que está tratando de encontrar una salida a sus problemas y tragedias, el Evangelio anuncia que la solución ya está disponible. En un mundo que ve el futuro con miedo y se hace todo tipo de planes. el Evangelio no solo muestra que la búsqueda está centrada en una dirección equivocada, sino que es innecesaria.” 

El desenlace de la vida del Dr. Jones parecía comenzar cuando tenia 68 años, porque fue la última vez que predicó en Westminster, ya que fue diagnosticado con cáncer de colon. Sin embargo, su ministerio no terminó, después de una cirugía exitosa, Lloyd-Jones comenzó a editar sus sermones y a recibir invitaciones para predicar en muchos otros lugares incluyendo en los Estados Unidos. Fueron las conferencias que dictó en el Seminario de Westminster en 1969 las que llevaron la conformación de su libro insignia: “Preaching and Preachers.” El último sermón de Lloyd-Jones fue predicado en 1980 en una iglesia Bautista llamada Barcome Baptist Church. 

Martyn Lloyd-Jones murió en marzo de 1981, exactamente dos días antes de su muerte, escribió la siguiente nota a sus familiares y a toda la iglesia de Jesucristo: “No oren por mi sanidad, no me retrasen la gloria.” 

La vida de este hombre de Dios debe ser celebrada y, sobre todo, imitada. Hay dos aspectos que me parecen claves de rescatar antes de terminar esta breve biografía: su renuncia a la fama que da el mundo  y su fidelidad a Dios en guerra o en paz. 

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