
LA BIBLIA
Definición
Se utilizan varias frases para describir la Palabra de Dios. Algunas veces encontramos en la Biblia que un autor se refiere a la Palabra de Dios como “Escritura”, en este caso habla del Antiguo Testamento unido al Nuevo Testamento. En otras ocasiones nos referimos a la Palabra de Dios como poderosos decretos en los cuales Dios hace una declaración para que algo suceda o llegue a existir. Un perfecto ejemplo de esto sería cuando Dios decretó “que exista la luz”, o en Salmos 33:6 cuando leemos: “Por la palabra del Señor fueron creados los cielos y por el soplo de su boca las estrellas”. Pero el enfoque del estudio de la Palabra de Dios sistemáticamente se da cuando nos referimos a ella en forma escrita; es decir, la Biblia. Wayne Grudem, teólogo renombrado, dice: “Esta es la forma de la Palabra de Dios que está disponible para estudio, para inspección pública, para examen repetido y como base de diálogo mutuo”.
Existe una referencia a la Palabra de Dios que no siempre asociamos en primera instancia, esta es Jesucristo, el Hijo de Dios. Juan 1:1 nos dice: “En el principio existía el verbo y el verbo estaba con Dios y el Verbo era Dios”. Cualquier escritura está compuesta por verbos; es imposible desarrollar un documento o una frase con sentido si no está presente un verbo, y eso es lo que nos quiere decir la Biblia cuando dice que Jesús es el verbo. Gracias a Jesús el Padre se revela, gracias a Jesús el Padre se muestra en su amor y es en la persona de Jesús que Dios lleva a cabo su salvación. De igual manera, como Jesús actúa siendo el verbo, revelando la actividad del cielo, la Palabra de Dios escrita que tenemos traducida a nuestro lenguaje es la que revela el cielo para nosotros los lectores. Por eso es que sin miedo y con gozo podemos afirmar que la Palabra de Dios es nuestro pan diario, y sin comer de ella estaríamos desnutridos, sin fuerza o aliento.
"Si la Biblia es inspirada por Dios, no obedecer
cualquier indicación que encontremos
en ella es desobedecer a Dios mismo"
El canon
El canon de la Biblia no es más que todos los libros o la lista de libros que pertenecen a ella. La preservación de los libros que pertenecen a nuestra Biblia se ha hecho en dos partes: primero, la tradición judía consolidó las palabras de Dios para su pueblo; luego, después de Jesús, tenemos los libros de los Apóstoles, las personas que caminaron con Jesús y que recibieron hasta visiones de su parte. Tanto en el Antiguo Testamento como en el Nuevo Testamento hay advertencias para las personas que peligrosamente quieran añadir o quitar una milésima de lo revelado por Dios. En Apocalipsis 22:18-19 se lee: “A todo el que escuche las palabras del mensaje profético de este libro le advierto esto: Si alguno le añade algo, Dios le añadirá a él las plagas descritas en este libro. Y si alguno quita las palabras de este libro de profecía, Dios le quitara su parte del árbol de la vida y de la ciudad santa, descritos en este libro”.
La idea de este pequeño artículo no es penetrar en todas las disposiciones de los diferentes concilios para preservar ambos testamentos, la única intención es marcar los temas más importantes para empezar a estar familiarizados con ellos. Entonces, la Biblia está compuesta por libros, estos libros conforman el canon bíblico que ha sido establecido por la guía de Dios y de su Espíritu Santo. Eso, a su vez, con la rigurosidad de los escribas de tiempos antiguos y con la minuciosa examinación de que cada libro o carta estuviera conforme al carácter de Dios mostrado en los tiempos más antiguos y al de Jesucristo, la Palabra viva.
Autoridad de las Escrituras
“Así dice el Señor” es una frase frecuentemente encontrada en el Antiguo Testamento que nos sirve como ejemplo de la autoridad que la Biblia misma se otorga. Esta fue una frase en su momento utilizada por los reyes para establecer un decreto, y por eso Dios la utiliza en su Palabra, porque la autoridad está sobre Él. Él es el rey que nos indica por dónde caminar y cómo conformar su reinado. Cuando hablamos de la autoridad de la Biblia es esencial pensar en 2 Timoteo 3:16, donde se nos indica que toda la Escritura, y aquí se refiere a los dos testamentos, tiene autoridad porque es útil para corregir, para reprender, para instruir y enseñar. Pero esta autoridad se fundamenta en que “es inspirada por Dios.” Con la palabra inspirada lo que Pablo quiere transmitir es que cada frase ha sido dictada por Dios mismo y exhalada desde su pecho.
"Sin miedo y con gozo podemos afirmar
que la Palabra de Dios es nuestro pan diario"
Es muy importante llegar a la conclusión de que, si la Biblia es inspirada por Dios, no obedecer cualquier indicación que encontremos en ella es desobedecer a Dios mismo. La autoridad de la Biblia viene a nosotros porque Dios no puede mentir, sus palabras son perfectas y confiables; por lo tanto, lo que Él pida está lleno de verdad.
La inerrancia de la Biblia
La autoridad de la Biblia y su carencia de errores son similares, pero deben ser explicadas de forma separada. La inerrancia de la Biblia quiere decir que no contiene errores, ella no se contradice, y cuando encontremos alguna enseñanza que parece estar contrapuesta con otra parte de la Biblia seremos nosotros los errados. Cuando leemos el Antiguo Testamento y el Nuevo Testamento, podemos notar que todos los autores que hacen referencia a otras partes de la Biblia destacan hasta los más mínimos detalles de otros textos como verdad y dignos de ser considerados. Ahora, no pensemos que porque la Biblia es inerrante ella no puede contener lenguaje coloquial y del contexto que en ella se describe. La inerrancia de la Biblia nos debe llevar a entender que como documento es autoritativa en cuanto a fe y práctica.
Este documento ha tenido como propósito mencionar la estructura más básica y conocida de la Palabra de Dios para incitar a la reflexión e investigación continua. Pero sería irresponsable terminar el documento sin mencionar que la Biblia es clara, necesaria y suficiente. Si vas a estudiar la Biblia necesitás tener claro que esta se entiende literalmente; la Biblia es un libro espiritual, pero eso no significa que sus palabras son extrañas o mágicas. Si la Biblia dice que “Abraham creyó a Dios”, eso es precisamente lo que hay que entender y nada más.
Observaciones finales
Además, la Biblia es una obra del Espíritu Santo y también una postura en la que nosotros nos podemos colocar. La Biblia es necesaria porque solo al escucharla predicada podemos tener fe. En ella es donde encontramos a Cristo revelado, su obra y su vida. A diferencia de cualquier otro texto, la Biblia es necesaria en la vida del creyente como alimento y brújula contantemente, y en el canon encontramos salvación y santificación.
El último punto es la suficiencia de la Biblia. Pablo le dice a Timoteo: “Desde tu niñez conoces las Sagradas Escrituras, que pueden darte la sabiduría necesaria para la salvación mediante la fe en Cristo Jesús”. Por eso, se entiende que la Biblia es suficiente para vivir una vida agradable para Dios. En ella encontramos dirección y capacitación, aunque esto no quiere decir que hable de todos los temas extensamente, pero sí habla lo suficiente para vivir una vida de comunión con Dios y de gozo. La Biblia no necesita de nuestra ayuda, no necesita que le sumemos nada, lo que necesita es ser enseñada literalmente con amor y humildad.