
PERMANEZCAMOS UNIDOS
Nunca podré olvidar la primera vez que escuché a CJ Mahaney referirse al concepto de “evidencias de gracia.” Él estaba empezando un sermón basado en la carta de 1 Corintios. Sus primeras palabras describieron el desastre que eran los corintios, pero destacó que, a pesar de la amonestación que Pablo les hace en la carta, los saluda con suma cordialidad e, inclusive, da gracias a Dios por ellos y por su crecimiento en la Palabra.
El hecho de que los corintios estuvieran perdidos en prácticas tan elementales como la cena del Señor, los dones del Espíritu Santo y la inmoralidad sexual, además de otras, no nubló la visión que tuvo el apóstol de esta iglesia como santos de Dios. ¿Qué sucedió? Pablo buscó evidencias de gracia. En la vida de todo hijo de Dios hay pecado así como grandes oportunidades de mejora y si es un verdadero creyente, hallaremos siempre evidencias de que Cristo vive en él, de modo que lograremos celebrar su santificación. Yo tomo este hecho de manera muy personal, si Pablo pudo agradecer por medio de los corintios a Dios, cómo yo no voy a agradecer al Señor por la iglesia que me ha dado y ser paciente con sus miembros como Cristo es paciente conmigo.
Si Cristo es el príncipe de paz,
¿qué significa eso en nosotros?
Existen muchos aspectos que nos pueden ayudar a mantenernos unidos como iglesia, pero el más poderoso que conozco es la búsqueda de evidencias de gracia. Con eso, me refiero a la importancia de encontrar y puntualizar en nuestros hermanos detalles y destrezas que el Espíritu Santo les ha dado y con los cuales ellos están viviendo dando gloria a Dios.
Una evidencia de gracia puede ser algo tan simple como lavar platos en la casa porque Dios nos mostró la solidaridad que hay que tener en nuestro hogar con la división de tareas o puede ser algo más complejo como haber sido adicto a la pornografía y permanecer limpio de la adicción por varios meses. Ambos ejemplos son evidencias de gracia, evidencias del trabajo de Dios en una persona, son muestras de cómo Dios muestra su favor y fuerza para que alguien vuelva su carácter al cielo. Por eso, pregunto: ¿Podrías decir que sos una persona que comúnmente se fija en las evidencias de gracia de Dios en las personas a tu alrededor? Si te cuesta tanto como a mí, es porque estamos más inclinados a ignorar las evidencias de gracia en los demás e identificar en ellos la falta de evidencia de gracia o falta de santificación, que es una manera de decirlo más formal. En el caso de Pablo, en 1 Corintios, este hecho se habría visto si Pablo no hubiera saludado a la iglesia de Corintio y rápidamente hubiera empezado a resaltar sus faltantes y pecados. Esto jamás debe ser parte de nuestra costumbre, pues debemos ver a las personas como lo que son y si Cristo las ha redimido y santificado es nuestro privilegio verlas como personas en proceso de cambio de mal a bien.
Una evidencia de gracia es darse cuenta de que uno u otra persona está dispuesta a chismear, sin embargo, decide no hacerlo por la guía del Espíritu Santo. Otra evidencia de gracia es cuando una persona en lugar de generalizar se asegura de ser puntual y no faltar a la verdad. Por eso, los hijos de Dios debemos orar para desarrollar un instinto que determine gracia y no ley. Un instinto que se goce en el avance de carácter y no en el retroceso. Las personas trabajan y viven mejor cuando son motivadas y no “apachurradas.” Como dice 1Corintios 4:1 “Que todos nos consideren servidores de Cristo”, y yo le agrego “identificadores de las evidencias de gracia en las otras personas.”
Principios para permanecer unidos
De ahí que si queremos establecer principios para permanecer unidos, el número uno sería: Permanecer más en la gracia de cada uno de nuestros hermanos en la fe que en sus deficiencias o debilidades. Esto te lo enseñan a la hora de darle realimentación a una persona, pues no es apropiado compartirle solo oportunidades de mejora, antes de eso, debemos detectar fortalezas y repetir características que son totalmente adecuadas. Con tu esposa o un familiar, con un compañero de la Iglesia, pensá más y fijate repetidamente en las condiciones que admirás de esa persona y te hacen sentir especial, así como en cuáles provocan que te sintás mal.
Permanecer es una palabra muy fuerte y, por eso, es utilizada en este principio: permanece en la gracia de tus hermanos más que en cualquier otra cosa. Thomas Brooks hablando de este tema menciona que deberíamos tener varios ojos para ver lo bueno y solo uno para ver lo malo, no obstante, generalmente, funcionamos al contrario. “Dime hermano, no te parece más dulce y confortable mirar las gracias de los demás muchísimo más que sus infinidades .” Thomas Brooks.
Podrías decir que sos una persona que comúnmente
se fija en las evidencias de gracia de Dios
en las personas a tu alrededor?
El segundo principio para permanecer unidos es: El amor y la unión ayudan a nuestra seguridad. Este principio me recuerda que la cuerda de tres hilos es más difícil que se rompa. Seremos invencibles si nadie nos separa, si no hay resquebrajamientos entre nosotros. Al respecto, pienso que le damos poco pensamiento a la importancia de la unidad, a la fortaleza de avanzar por la vida en armonía y, sobre todo, en comunidad. Si tenemos personas a nuestros lados no solo nos pueden ayudar, sino que nos pueden representar y a ratos hasta reemplazar. No somos robots, algún día estaremos cansados o destrozados y un hermano que esté cerca podrá tomar nuestro lugar y sacar nuestra tarea como si fuera la propia.
Como tercer principio está: Permanezcamos en los mandamientos de Dios que nos instruyen a amarnos unos a otros. Juan 13:34 nos da un nuevo mandamiento y es el de amarnos los unos a los otros. El Sermón del Monte nos llama a tener un amor que se dé cuenta de evidencias de gracia porque de esa manera podremos amar al enemigo y llevarle su carga hasta el doble de lo que requiere. 1 Juan 3:7 “Queridos hermanos, amémonos los unos a los otros porque el amor viene de Dios y todo Él que ama ha nacido de Él y lo conoce.” He escuchado comentar que en los tiempos antiguos los padres que no tenían hijos obedientes los desterraban y les daban su merecido, mientras que los padres cristianos permanecían en amor. No era porque no ejercían disciplina, sino porque los mandamientos de amor reinaban entre ellos y tenían claro que lo primero y más poderoso que le debían a un hijo era amor.
El cuarto principio señala lo siguiente: Permanecer más en lo que nos une que en lo que nos separa. Si lo pensamos bien, nos une lo más sublime y lo más poderoso: el amor por Dios. Eso debería identificarnos lo suficiente y unirnos en amor. Estamos de acuerdo en que la Palabra de Dios es brújula, que somos pecadores en necesidad de un Salvador y que queremos ser como Cristo. Razón suficiente para comprender que no tendría sentido dejar que temas menores nos separen o nos causen rupturas entre nosotros. Aunque nos gustan otras actividades y tenemos diferentes opiniones, pero el centro de nuestra vida es el mismo.
Debemos orar para desarrollar un instinto
que determine gracia y no ley
Dios es un Dios de paz, Cristo es nuestra paz y se ofreció al Padre como sacrificio para romper la barrera que separaba a la humanidad. Entonces, a nosotros nos corresponde preservar aquello que nuestro Señor ha formado que es el vínculo del amor. Tenemos un Dios, un bautismo, un Señor y un sin fin de evidencias de gracia en las cuales podemos enfocarnos para ser la iglesia del Dios viviente, la comunidad unida de los creyentes.
Personalmente, creo que podemos permanecer unidos como el pueblo de Dios si buscamos tener paz con Él. La confesión de pecados, mantener cuentas cortas con nuestro creador y serle sinceros nos premiarán con una relación afectuosa que siempre pesará más que un obstáculo o mal entendido con otro hermano. Si Cristo es el príncipe de paz, ¿qué significa eso en nosotros?